viernes, 18 de enero de 2013

CARTA DE MONSEÑOR DI NOIA A LOS SACERDOTES DE LA FRATERNIDAD



FSSPX : ¿Por cuánto tiempo todavía el status quo? Una intervención de Monseñor Di Noia
La expulsión de Monseñor Williamson anuncia  indudablemente una escisión en la FSSPX. Sin embargo, esto no estrecha las filas de la mayoría de sus sacerdotes alrededor de Monseñor Fellay, cuya línea de conducta no está clara.

El status quo, ¿puede perdurar mucho tiempo? La elección terminará por imponerse a la FSSPX o le será impuesta, la elección entre el reconocimiento canónico y la ruptura (sin grandes consecuencias inmediatas para sus apostolados y seminarios, pero ahora sin salida humanamente hablando).

Cada sacerdote de la FSSPX acaba de recibir una larga carta de Monseñor Di Noia, Vicepresidente de la Comisión Ecclesia Dei. El comisionado del Papa toma nota del desacuerdo permanente entre la Santa Sede y la FSSPX: La Santa Sede estima que hay que interpretar los textos del Concilio a la luz de la Tradición; la FSSPX piensa que algunas enseñanzas del Vaticano II son erróneas. Toda la cuestión; siendo ella misma permanente, es de volver este desacuerdo soportable.
Con la ayuda de los textos de san Pablo, san Agustín, santo Tomás, Monseñor Di Noia propone un nuevo acercamiento espiritual. El pide que las dos partes procedan, cada una por su parte, a un exámen de conciencia respecto a la humildad, la dulzura, la paciencia, la caridad. La FSSPX estima que esta no puede excluir, tomando en cuenta las cuestiones doctrinales en juego, el rigor de la confesión de la fe. Más aun cuando la división de la fe, de la catequesis, las prácticas sacramentales, trae mucha agua a su molino. A la inversa, es verdad, podríamos decir que la degradación continua de la situación de la fe católica es una invitación urgente para dejar su aislamiento espléndido y para juntarse a los cuerpos oficiales de socorristas en los mismos lugares siniestrados.

El esbozo de la solución concreta es dejado, sin duda voluntariamente, en una cierta incertidumbre por Mons. Di Noia. Recuerda de pasada que Roma espera de Monseñor Fellay una respuesta al documento que le ha sido entregado el último 14 de junio. Pero por otro lado, propone en el FSSPX un proceso que se podría calificar como transaccional:

§  Por una parte, la FSSPX reencontraría el carisma positivo de sus primeros años en Friburgo y Ecône (Procuraría reformar lo que debe al serlo, primero por la formación de sacerdotes tradicionales y misionándoles para un magisterio conforme con su formación)
§  Pero por otra parte, la FSSPX, considerando todavía que ciertos pasajes de la enseñanza del Vaticano II no pueden ser conciliados con el magisterio anterior, podría discutirlos bajo estas reservas:

·         Evitar recurrir, por principio, a los medios de comunicación masiva;
·         No erigirse en magisterio paralelo ;
·         Presentar siempre las objeciones de manera positiva y constructiva ;
·         Fundar todos sus análisis en bases teológicas profundas y extensas.

Restricciones que son del tipo de reservas puramente de forma. Se hace referencia a la instrucción Donum veritatis  sobre la vocación eclesial del teólogo (24 de mayo de 1990). Esto significa, por supuesto, querer reducir las oposiciones al Vaticano II, ya que tomarían forma de simples divergencias teológicas, pero también consiste en admitir las divergencias públicas en el fondo.

¿La Santa Sede puede proponer más? ¿Puede estimar la FSSPX que no le damos lo suficiente?

Por supuesto que ella puede tratar de ganar todavía un poco de tiempo. Pero el status quo institucional (la FSSPX no está ni excomulgada ni reconocida) no puede eternizarse. Cuando esto termine, ella tendrá que lidiar con una situación nueva, ya sea la ruptura con una duración indefinida, o bien sea el reconocimiento canónico. Lo que quiere decir que el status quo interno de la Fraternidad es llamado a ser modificado.